Sigue relatando
Cesar
Hoy comienzo el
relato ya que no tengo sueño.
Estamos en
Namche Bazar una ciudad que nació del
comercio entre China y Tibet, un gran centro de intercambio entre las montañas.
Hoy es el día de aclimatación tanto física como espiritual ya que vamos a ir a
un monasterio budista.
Quiero comentar
un poco del grupo, ya que poco se hablo. Estamos con Pablo y Rolo, dos médicos
uno pampeano y otro mendocino, el primero trasplantado renal y el segundo
diabético. Rolo como buen cirujano muy detallista y Pablo más cambalachero. Los
dos muy entrenados y buenos montañistas. Maricel de La Pampa, llego al
aeropuerto sonriente y su sonrisa sigue hasta ahora. Creo que tenia la alegría que teníamos todos
de iniciar este viaje, que creo ninguno se imaginaba que lo podía hacer hasta
hace poco tiempo. Muy simpática y es una
montañista fanática que vive actualmente en Bariloche. Luego Mariano Alonso,
nuestro amigo pampeano que tuvo la gran virtud de convencernos para este viaje
alucinante- Nos acompañan Fernando, un español,
que como buen europeo sabe mucho de esta cultura y costumbres, ex
paracaidista militar y hoy se dedica al turismo en Asia.. Cada uno con su
historia que se va desgranando a medida que caminamos .Por último el guía local
Dil, el cual es muy respetuoso y correcto de 27 años.
Desde que
partimos, la ansiedad y un poco de miedo, nos hizo llegar súper temprano a los
aeropuertos, de Salta como Ezeiza, a tal punto que en Ezeiza ni los empleados
de la línea aérea habían llegado.
El vuelo fue bárbaro.
En Qatar nos sorprendió el desfile de gente insólita de todo el planeta, Pablo
y Maricel lograron unas fotos de muchas caras que espero compartir. Ella se
ponía de modelo y Fernando apuntaba su zoom a la “modelo internacional” para
que no se den cuenta que los estaban fotografiando. Hasta que un personal de
seguridad pidió que no sacara fotos del aeropuerto.
Llegamos a
Katmandú y el aeropuerto de ladrillo a
la vista, tiene una escala más familiar y menos monumental, aunque moderno,
bastante mal mantenido. No se ve una sola computadora, todo es a mano y
funciona bien. Nos controlaron los tickets del equipaje en la salida.
Salimos y ya la gente y el tráfico era lo que
nos habían contado, un desorden total. Llegamos al hotel Moonlight,
razonablemente bueno, con habitaciones de distinta categoría. Estamos muy
cómodos ahí.
Kathmandu me
hace acordar a la villa de Retiro, con edificios de media altura, hasta tres
pisos, en mal estado, como si la mayoría sumo pisos a medida que pudo. Es una
ciudad muy desordenada, que creció como se pudo, similar a las ciudades
medievales europeas, por eso el caos de tráfico, aunque dicen que en la India
es peor.
Visitamos varios
templos y programamos mas visitas para la vuelta.
Esa tarde nos
juntamos en la agencia que nos organizo el treckking y pagamos la parte con
tarjetas. La anécdota es que sobre la mesa de reuniones donde estábamos había
una botella de vino con un “aparato” que la contenía, que era un juego de
ingenio para abrirlo y sacar la botella. Rolo comenzó a ututear a ver si
lograba sacarla mientras Ram, de la empresa, le comentaba que hacía 2 meses que
nadie la pudo sacar. Con más énfasis Rolo trato de sacarlo dejando a un costado
la botella para firmar su tarjeta, y yo miro la botella y toco una parte y se
desarma todo y saco la botella ante la mirada atónita de Ram, que no podía
creer lo que había logrado. Así que nos llevamos el vino que era griego para
festejar en nuestra caminata. Nos reímos como locos del golpe de suerte que
tuve.
Esta es una
ciudad con el menor índice de violencia del planeta según nos cuenta Fernando,
ya que los robos son castigados tan fuertemente por la sociedad que casi no
existen, ni vandalismos. Todas las calles están llenas de pozos, pero todo el
mundo circula y nadie se queja.
Luego nos fuimos
a Lukla en avión. Llegamos al aeropuerto y luego de los trámites de rigor una
combi nos acerco al avión, perdón avioneta, bimotor, que era de los más antiguo
que he visto. Lo sorprendente fue que la piloto era una mujer, ya que habíamos
visto en obras de construcción a mujeres que trabajaban de carretilla, es decir
un hombre con una pala le cargaba el canasto que llevaban en la espalda a las
mujeres que transportaban la arena a otro sector de la obra. Increíble. Y aquí
piloteaba un avión una mujer que aterrizaba en un aeropuerto rodeado de
montañas y con la pista en declive ascendente. El aterrizaje fue increíble y el
paisaje desde el aire impagable.
Desayunamos y
partimos a Pakding en un paisaje tipo Bariloche pero mucho más potente,
bordeando un rio de montaña que viene con una fuerza tremenda. Todo está verde
y húmedo, el sendero de piedra en perfectas condiciones y puentes colgantes
para cruzar el Rio.
A partir de
ahora la caminata invita a reflexionar, sobre todo con este paisaje y de a poco
las charlas y comentarios entre el grupo y guías se hace más intensa y
compartida. A pesar del aislamiento, vemos como porteadores llevan las cargas
como hormigas a distintos pueblos. Cada porteador puede llegar a llevar 70kg.
Impacta mucho ver gente transportando piedras, o tablones de madera.
Rolo comenzó a
sentirse mal y Fernando y yo que estaba atrás lo esperamos mientras el pedía un
baño. Sentados en una piedra Fernando me cuenta que estuvo casado seis años,
cuatro de novio, dos de convivencia y seis de casado. Hasta que no le
encontraron sentido a seguir juntos. Las últimas palabras dejaban unos
silencios de tristeza. Yo al lado, justo el día de nuestro aniversario,
escuchaba esta historia donde a veces pienso en que magia hará que encontremos sentido a estar juntos 25 años –
Proyectos de vida…….que se yo-
Seguimos
caminando y vemos a un grupo de albañiles trabajando en la calle y ve a uno de
ellos al cual le cargaban en la espalda una gigantesca piedra, la cual
transportaba a unos cien metros más adelante. Los chicos me comentas que al
colocarle la piedra en la espalda el hombre vomitaba... Las piernas flaquitas
impactaban y la dureza del trabajo. Unos
metros más adelante, en una terraza nos esperaban para el almuerzo. El
comentario de todos era la lo que habíamos visto antes. Todo es parte de los
contrastes de este país.
Nos acostamos un
rato, que se alargo casi hasta la noche, ya que veníamos mal dormidos de
Kathmandu. Comimos muy bien, brindamos
con el vino griego…todo un lujo en este lugar. Nos fuimos a dormir, y el
silencio total me desvelaba. Estaban Clara, Juan, Belén y Francisco con
nosotros. Se terminaba el aniversario--------
Salimos rumbo a
Namche Bazar. Un paisaje increíble, cruzando puentes colgantes, etc. El lugar es increíble, y parece lógico que
haya tanta gente mística en la zona. Todo invita a reflexionar, meditar….me
viene a la memoria Coti y mi ahijada Carolina, monja de clausura.
En Namche
tuvimos un día de recorrida (aclimatación) pero caminamos mucho. Fuimos a un
mirador donde por suerte vimos el Everest y el museo de Hillary, donde hay una
foto de Peter Habeler. Luego fuimos Khunjung, un pueblo hecho por Hillary de
Sherpas. Muy prolijo, parece suiza. Almorzamos en lo de un amigo de Dil, el
guía, que tiene un Lodge. El amigo es Sherpa y subió dos veces el Everest y dos
el Cho Oyu. Nos comentan que los sherpas que viven ahí ganan mucha plata,
varios trabajan en Europa y mandan sus hijos a colegios buenos en Katmandú-La
obra de Hillary es impresionante.
Visitamos un
templo Budista, la escuela y volvimos al hotel para organizar la salida a
Tengboche y visitar el mercado o feria local donde venden comestibles y a veces
hacen trueques.
15 de septiembre. Namche Bazar-Tengboche
Salimos a las
7.30 de Namche (3440ms) después de desayunar. Nuestro guía Dil nos había dicho
que el trayecto era de una bajada hasta los 3250 ms. Y después una subida hasta
llegar a Tengboche a los 3850 ms.
El camino fue
todo un bosque de pinos y rododendros con unos verdes impresionantes, que fue
bajando hasta que llegamos a Punghi Thanga a 3250 donde cruzamos un río
espectacular a través de un puente colgante muy largo. Desde allí comenzó una
subida constante, linda, y cansadora de 900 ms de desnivel, hasta que
finalmente llegamos a Tengboche. Lo hicimos en menos tiempo que el previsto (4
hs. En lugar de 6) nuestro guía dice que somos “very strong people”.
Nos alojamos en
un albergue agradable desde donde se veía el monasterio budista al que íbamos a
ir en la tarde. Almorzamos y a las 3 nos fuimos al monasterio a compartir las
oraciones con los monjes. Una experiencia nueva, nunca vivida por lo menos por
nosotros. Rezan unos mantras que van repitiendo en distintos tiempos, y sólo
con sus voces se producen unas vibraciones muy fuertes. Mientras toman té
tibetano que es de manteca de yak.
Como el tiempo
no está muy lindo pasamos el resto de la tarde en el albergue, charlando y
comiendo hasta ir a dormir.
Al día siguiente
decidimos volver al monasterio a compartir las oraciones de las 6.30 de la
mañana, después desayunar y partir.
16 de septiembre. Tengboche-Dingboche
Después de las
oraciones y el desayuno, salimos de Tengboche a las 8.30 de la mañana. El
camino también comenzó entre bosques muy lindos, luego se fue abriendo
bordeando un río. A las 10.30 hicimos una parada a tomar “black tea” en Shamore
a 4010 ms. Con una vista espectacular al río.
Mientras que
llegábamos pasó el helicóptero ida y vuelta bien cerquita nuestro entre las
nubes y la quebrada.
Después del te
reparador seguimos la marcha y tocó el cruce de dos ríos que se unían con una
potencia impresionante. Todos los ríos impresionan por la fuerza con la que
viene el agua, debe ser por las montañas tan altas. Desde ese momento la
vegetación cambió y se volvió mucho más baja, achaparrada y seca.
Antes de las
12.30 llegamos a Dingboche a 4410 ms.
Es un pueblito
más sencillo. Mariano dice que así será de ahora en adelante. Cuanto más alto
más sencillo. Este albergue es un poco mas rustico con un único baño afuera,
pero prolijo.
La verdad que el
tiempo está feo, no para de llover durante la tarde y noche, así que no nos
queda otra que quedarnos tranquilos aclimatando. Tomamos mate, charlamos mucho,
descansamos y elegimos la siguiente comida.
No contamos nada
de la comida pero en todos los albergues hay un mismo tipo de menú, y en cada
comida elegimos lo que queremos comer. En los desayunos tomamos en general
omelete de queso con “tibetean bread” (parecido a una gran torta frita),
chapati (como tortilla finita) o tostadas. En las comidas, las opciones son en
base a arroz, fideos o pizza, con vegetales y huevos.
La comida típica
es el “dal bat” que es un plato que lleva arroz, sopa de lentejas, verduras y a
veces papas o carne con curry. En este trayecto no comemos carne de ningún tipo
para no correr riesgos. En algunos la pusieron hongos, que recogen en los
bosques y vimos a una señora limpiar.
Hoy 17 de
septiembre es un día de aclimatación en Dingboche. Estaba prevista una caminata
hasta Chumkung desde donde hay una linda vista, pero como el tiempo sigue malo
no fuimos. Nos quedamos acá, y a la mañana hicimos una pequeña caminata
subiendo 200 ms de desnivel hasta Namgkar Tshang, que nos permitió ver algo y
aclimatar. Es impresionante como en todas partes, en todos los caminos está la
presencia de las estupas, los muros sagrados y las banderas de oraciones.
También hay montículos de piedras similares a nuestras “apachetas” que se
forman con las piedras que la gente ofrece.
Por suerte en la
mañana hubo un rato de despeje de algunas nubes que nos permitió ver al Ama Dablan
de un lado, y el Island Peak y Llotse del otro. Sacamos varias fotos para
aprovechar esos momentos.
Todos nos
sentimos bien, sin problemas por la altura ni por la comida.
Mañana salimos
rumbo a Lobuche y luego a Gora sherp desde donde iremos al Campo base del
Everest y al Kala Patar. Rezamos que mejore el tiempo para poder ver las
maravillas de este lugar.
18 de septiembre. Dingboche_ Lobuche
Salimos de
Dingboché después de desayunar a las 7.30 hs. hacia la estupa arriba del
pueblo. Caminamos subiendo y desde lo alto vimos el pueblo de Periché abajo del
otro lado del río (8.30 hs), continuamos
nuestro camino y a las 9.15 paramos a tomar té en Dughla a 4620 ms. Como había
un poco de sol lo tomamos afuera y encontramos a Carlos un cordobés que hace 2
años está viajando y carga sus cosas. Muy simpático y volvimos a encontrarlo en
los siguientes días. En este lugar el baño era muy especial: externo con caída
al precipicio ¡!!!
Nuestro camino
siguió en ascenso hasta que llegamos a una zona llamada Thokla Pass
(memorial Stupa) donde hay más de 200
monolitos en memoria de los andinistas muertos en el Everest con placas y
banderas de oraciones.
De allí continuó
nuestro camino hacia Lobuche bordeando un río, y pasamos el cruce que se desvía
hacia Gokio.
En Lobuche (4910
ms) nos instalamos y descansamos para iniciar al día siguiente el camino al
Base Camp desde Gora Shep.
19 de septiembre. Lobuche- Gora Shep- Base Camp del
Everest
Salimos a las
7.15 rumbo a Gora Shep adonde llegamos a las 9.30 hs. (5140 ms). Tomamos algo y
salimos con mucha ansiedad hacia Base Camp. Llegamos a las 12.15 luego de
caminar 2 hs. por paisajes increíbles
por el Glaciar de Khumbu. La última parte era todo rocas con cierta
dificultad pero lo superamos ¡!! Llegamos al Base Camp del Everest a 5364 ms
¡!! Desde allí se veían las carpas naranjas y amarillas de las expediciones
pero no podemos llegar hasta allí.
Llegamos con
mucha alegría y emoción: abrazos, lágrimas, fotos, apachetas, piedras: cada uno
tenía en su interior sus sentimientos, emociones, aspiraciones, lo que cada uno trajo desde su
lugar ¡!!!!
Nos sacamos
fotos con todas las banderas que llevamos, juntamos algunas piedritas,
compartimos con otros que iban llegando… sin palabras. Las fotos quizás puedan mostrar algo más.
Para quienes vean las fotos, verán varias banderas: la de Rolo de Mendoza, la
de nuestro querido Club Amigos de la Montaña de Salta (CAM), la de Andrean
Trips que nos trajo hasta acá, y las del Incucai nacional y de La Pampa, porque
Pablo es trasplantado de riñón, y esto
también puede ayudar a crear conciencia sobre la necesidad de donar de órganos.
Vimos pasar el
helicóptero de rescate volando muy bajo.
Luego
emprendimos la vuelta con mucho frío y una bastante fuerte nevisca. Por suerte
habíamos podido llegar y ver esas imponentes montañas, cuyos nombres Dil debe
repetirnos a cada rato.
Volvimos a Gora
Shep y nos quedamos toda la tarde descansando, al día siguiente debíamos
madrugar para ir al Kala Patar.
20 de septiembre. Kala Patar- Gora Shep. Periche
Nos levantamos a
las 4.30 para subir el Kala Patar y llegar antes del amanecer. Salimos sin
desayunar (aunque muchos creen que tenemos suficientes reservas), e iniciamos
el ascenso. Es un ascenso bastante empinado: en aproximadamente 1 ½ subimos 400 ms de desnivel. Era bastante
pesado, pero a las 6.29 hs. llegamos a la cumbre del Kala Patar (5550 ms). Para
Pablo y para mi nuestra cumbre más alta ¡!!!Fernando se sintió mal y no pudo
llegar.
Nos encontramos
con el cordobés, la chilena, los españoles, chinos, etc., con quienes nos
veníamos encontrando en los refugios, y sacamos las miles de fotos de rigor.
Cesar dijo “pongan cara de 1ra foto aunque sea la n° 20 ¡!!” tomamos té que
habían subido Lila y Dil y que vino muy bien para el frío del amanecer.
Todos los picos
increíbles, a muchos nos sedujo Lingten al lado de Pumori, con una pendiente
como de ski impresionante ¡!!!!! Toda la vuelta a la vista uno no se cansa de
mirar ¡!!
Lamentablemente
teníamos que iniciar el descenso a Gora Shep, algunos lo hacíamos más lento
como para retener esas imágenes.
A las 10.10,
después de desayunar partimos desde Gora Shep: pasamos el río debajo del
glaciar, los monolitos recordatorios y llegamos a almorzar a Thukla (4620 ms).El
dia despejado nos regalaba a cada paso unas vistas impresionantes de las
montañas.
Desde allí, por
el otro lado del río al que hicimos a la ida, llegamos al pueblo de Periché
(4240 ms).
Un camino y un
pueblo de ensueño: el río, el valle, las montañas, las pircas, las casitas, los
picos que seguimos mirando…
Nos alojamos en
un albergue muy agradable donde como todas las tardes completamos el plano de
Pablo, hacemos chistes, tomamos mate, elegimos el menú de la siguiente comida…
21 de septiembre. Periché- Tengboché
Con pocas ganas,
porque ya estamos en nuestra cuenta regresiva, salimos de Periché rumbo a Tengboché. Lo hicimos tranquilos, lento,
sacando fotos, mirando y mirando como para no olvidar esas imágenes…
Después de 2 hs.
de caminata, a las 10.26 llegamos a Pangboché donde tomamos un té. No estábamos
cansados pero el té se impone en cada parada. Muchos dicen que no vuelven a
tomar té por el resto del año. Ya probamos varios: el negro, el de menta, el de
limón, y hoy probé el de rododendros.
A las 12.20
llegamos a Tengboché, después de atravesar un hermoso bosque de pinos y rododendros, y cruzar algunos yaks
cargados, al mismo alojamiento adonde ya habíamos estado.
Después de
averiguar que era ´posible un baño “de shower y no de jarrito”, varios tomamos
la opción (no sin dudarlo porque la ducha era en el exterior).
Limpios y reconfortados,
resolvimos participar de la oración de las 15 hs de los monjes del monasterio
de Tengboché.
A la noche
comimos y brindamos con cerveza……..un lujo en estos lugares. El clima cambiante
nos dio niebla, lluvia y también estrellas.
Gracias por el relato.... Lo imagino y sanamente los envidio.
ResponderEliminarPor acá nos enteramos de un alud... No podemos dejar de pensar en Uds. Lamentablemente quedó mucha gente ahí.
Van besos..
Graciela y Jorge