lunes, 29 de octubre de 2012

 ULTIMOS DIAS EN NEPAL
Tengboche (3860 m)-Monjo (2835 m) 22 de septiembre
Estoy escribiendo ya de regreso en Salta para tratar de que quede algún testimonio con la última parte del viaje. Aunque la memoria es medio floja trataré con ayuda del mapa y de mi libretita de plasmar lo más importante.
Salimos de Tengboché a las 7.20 de la mañana después de desayunar. Algunos caminaban más rápido, César y yo íbamos más despacio sacando fotos, mirando más tranquilos o quizás más cansados…
A las 8.20 estábamos abajo en el río cruzando el puente en Phungi Tenga. Qué rápido bajamos lo que a la ida nos costó tanto subir ¡!!
Seguimos caminando y a las 9.45 paramos a tomar un té en Amadablan Lodge (3685 m) desde donde teníamos una vista espectacular del Ama Dablan, del valle, de los pinos… todo el camino precioso.
En el camino Dil vio un ciervito caminando en la ladera cerca de nosotros, hicimos silencio y todos pudimos acercarnos bastantes, sacar fotos y filmar sin que se asustara.
También cruzamos un grupo grande de la TV de Venezuela que iban con un grupo de niños/adolescentes de Venezuela y de Nepal, con quienes iban a subir al Island Peak y hacer una serie que creo se llamaba “Por nuestros niños” a algo así.
El día era largo porque queríamos llegar a dormir a Monjo para que no nos quedara un último día tan largo para llegar a Luckla. Así que rápido continuamos la caminata para llegar a almorzar a Namche Bazar- Nosotros llegamos un poco después que el grupo, junto con Dil que nos fue esperando.
Fuimos a almorzar al mismo lugar donde nos alojamos y elegimos “hamburguesa de búfalo”!!! Queríamos algo de carne después de tantos días de verdura, arroz y fideos. Fueron muy ricas, y algunos fuimos a internet a mandar fotos y relatos, para volver a salir a las 13.30 rumbo a Monjo donde llegamos 15.30.
En el camino de lejos vimos el hotel de los japoneses (el que tiene linda vista aunque nosotros no la pudimos disfrutar el día que fuimos), y otro hotel muy lindo que Dil me dijo que era de una empresa de Europa que traía allí a sus clientes. Toda la vista del camino que ahora estaba despejado, era muy linda: bosques, calles, ríos, pinos, las estupas a cada paso, los muros sagrados, las banderas de oración…
Nos alojamos en un lugar  muy lindo con jardincito y lo más importante de todo: baño privado en cada habitación ¡!!!!!!!!!!! Todo un lujo al que nos habíamos desacostumbrado. Algunos casi nos arrepentíamos de haber pagado el día anterior la ducha en Tengboche.
Mientras tomábamos mate en el jardín un grupo desembarcaba miles de bolsos de una expedición medio heterogénea que llegaba al mismo lugar. Había una neozelandesa que hablaba español muy simpática que hablaba con “Pablo Jo”.
Caminamos un poquito por el pueblo que era chiquito, cenamos con cerveza y nos fuimos a dormir.
Monjo (2835 m)- Luckla (2840m) 23 de septiembre
Salimos de Monjo a las 7.50 y llegamos a Luckla a las 12.30, habiendo parado a tomar un té en Pacding (el lugar donde paramos a dormir el primer día).
Ya era nuestro ultimo día de caminata, así que a disfrutarlo ¡!! En estos últimos días el movimiento era mucho mayor que cuando empezamos nosotros. Allí la temporada fuerte es octubre y noviembre, y se notaba la diferencia en la cantidad de grupos que subían, lo mismo que en la cantidad de porteadores subiendo las cosas más inverosímiles: entre ellas un freezer cargándolo en la espalda ¡!!!!! Impresionante ¡!!!
La verdad que a mí me impactaba mucho que la gente cargue tanto, con tanto sacrificio, y me preguntaba por qué no usan más animales. Nuestro guía me decía que “deben hacerlo, si no, no hay dal bat (comida), no hay dinero”, en una suerte de destino inexorable, y porque por otra parte es su único ingreso.
En Luckla nos alojamos en el alojamiento adonde desayunamos el primer día, almorzamos, nos acomodamos y salimos a caminar un poco por el pueblo, comprar algunos recuerdos (como las campanas de los yak) y distraernos.
Como siempre decíamos que no había que hablar de más, porque siempre alguien entiende español, esta vez la que metió la pata fui yo ¡!!! Estábamos almorzando y en el comedor había tres mujeres con cara de embole total y sin moverse, lo cual no parecía muy lógico en Luckla donde o está s contento porque inicias el treking o estas contento porque lo terminaste. Entonces digo “y estas mujeres, qué onda ¿??” y una de ellas en español me cuenta que ella española que vivía en Londres estaba con sus amigas (una de Londres y otra de Tanzania) esperando una valija extraviada y por eso no podían iniciar el trecking (por eso la cara de embole…) Las pobres no sé hasta cuando habrán esperado para empezar y los días corrían. Hacía un año habían hecho el Kilimanjaro, y traían una carpita redonda para baño propio de lo mal que lo habían pasado allí.
A la noche Dil y los porteadores organizaron una comida de despedida con una torta para festejar. Todos escribimos dedicatorias en los planos del recorrido, y les agradecimos mucho por su compañía y buena onda. Estuvo lindo como despedida.
Nos esperaba el interrogante respecto de la salida del avión, porque si el clima no era bueno  íbamos a tener que esperar…

Luckla- Katmandú 24 de septiembre
El día amaneció medio nublado, así que no sabíamos si saldríamos o no.
Que todo listo, que desayunábamos, que no desayunábamos, que no se sabía… gran interrogante ¡!!
Como parecía que no salíamos empezamos a desayunar, y en eso …llegó el avión ¡!! A dejar todo y salir corriendo para subir al ´primer avión ¡!!!! Gracias a Dios, y así lo sentí al menos yo unos días después al enterarnos de la caída de un avión haciendo este recorrido, llegamos a Katmandú sanos y salvos ¡!!!!
La verdad que fue una hermosa experiencia en todo sentido: el caminar por lugares tan espectaculares, con un grupo de gente con una súper buena onda, conocer una cultura tan distinta, compartir momentos, comidas, rezos, y llegar al Campo Base del Everest, la verdad que todo, una experiencia que nunca había pensado tener ¡!!!!!
Como volvimos un días antes de lo previsto, nuestro hotel en Katmandú estaba ocupado y tuvimos que ir a otro a una cuadra. Después de acomodar las cosas, y bañarnos, salimos a tomar algo y a caminar por la ciudad. Ese día recorrimos la Durbar Square que es la plaza central alrededor del Palacio (Durbar) lleno de templos con distintos decorados e imágenes, casi todos en ladrillo y madera. En algunos se pueden observar las tallas eróticas. Está la casa de la Niña Diosa Kumari, y unos días después vimos los preparativos de la fiesta anual en que es la única vez del año que sale a la calle. También compramos algunas artesanías y volvimos caminando por el centro viendo distintos negocios, sobre todo de venta de saris.
A la noche fuimos al Bar Tom & Jerry, donde habíamos estado el primer día. Tomamos algo y algunos bailamos un rato. Buena onda para ir terminando el viaje ¡!!!
25 y 26 de septiembre. Katmandú
Ese día quedamos en encontrarnos con Ram (de la agencia) que nos llevarían a conocer Patan. Patan era otro de los reinos del Valle de Kathmandú, pero que ahora quedó integrado a la ciudad. También allí hay una Durbar Square, alrededor de su palacio y muchísimos templos también medievales.
El movimiento en la ciudad de Kathmandú es indescriptible: es todo una mezcla de ruidos, gente, templos, santuarios, vacas, monos, bicicletas, rickshaws, colectivos. No existe una calle sana, tampoco la higiene es una de sus características. Sobre todo en la zona del Tamel, donde estaba el hotel, es un laberinto de calles sin planificación, lleno de negocios que van desde sacos pasando por la carnicería y pescadería callejeras, y el peluquero bajo el árbol ¡!!!!!!!!!!
Y lo más impresionante, templos, santuarios, templitos, a cada paso, y la gente lo integra a su vida en forma natural y de manera cotidiana: pasan, se pintan la frente con tika, dejan una flor, prenden una vela, y siguen… y viene otro… y pasa un santón… y otro templo escondido, y uno nuevo en otra callejuela. Muy impresionante ¡!!!!
Ese día almorzamos en Patán en un restauran en primer piso sobre la plaza, desde donde veíamos todo este movimiento loco.
De allí nos fuimos a Pashupatinah, que es el río sagrado donde los hindúes creman los cuerpos de sus muertos en unas ceremonias que hay que pensar desde lo que significa para ellos porque para nosotros es tan distinto que a muchos les impresiona. Nosotros estábamos del lado del frente del río y desde allí podíamos mirar las ceremonias: se ubican en unas escalinatas que bajan al río, tren los cuerpos que lavan en el rio, envuelven, ponen flores naranjas, y luego empieza la cremación que dura varias horas. Es la manera en que el alma puede liberarse del cuerpo para reencarnarse.
Esa tarde fuimos a ver también las buenas tiendas de ropa de montaña, donde todo era bastante caro pero muy lindo.
A la noche fuimos con Ram, Dil, Nando y nosotros a comer a un lugar donde comimos comida tibetana muy rica. Lo increíble de Katmandú es que por la calle no ves ningún lugar que parezca que vale la pena, pero te metés por un pasillo y llegás a un centro de manzana espectacular donde comes al aire libre, mirando el cielo y con un silencia increíble ¡!!!
El último día era el día que queríamos dejar para comprar cada uno los reglaos que quería traer. Salimos todos juntos pero al poco rato ya nos desencontramos. Intentamos reencontrarnos, pero como no lo logramos, César y yo seguimos solos. Queríamos comprar varias cosas para los chicos y nos iba a dar trabajo. Dimos varias vueltas porque algunos negocios que había visto el día anterior no podía encontrarlos de nuevo, sobre todo uno de linda ropa para las chicas. Dando vueltas llegamos a una zona donde veíamos a las mujeres comprando las telas para los saris. Me acerqué tímidamente y no entendía nada, pero logré preguntarle al vendedor por los de seda, y me mandó al tercer piso. Llagamos y allí, el vendedor atendía una mujer bastante elegante y desplegaba miles de telas sobre el colchón blanco. Un espectáculo increíble y las telas que a mí me parecían de fiesta por los brillos, ellas las usan todos los días. Después de semejante despliegue, compré dos saris muy lindos que ya veremos quién usa…
Caminamos y nos cansamos mucho, compramos varias cosas y a la tarde volvimos a encontrarnos con nuestros amigos, con quienes volvimos a las tiendas de montaña y después a comer.
Terminamos nuestro viaje tomando algo en un bar onda Bob Marley con unos personajes entre hippies de los 60, trasnochados, faloperos, turistas, etc.



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